Se trata de una imagen de candelero de
vestir para un culto privado de Majarromaque, barriada rural
perteneciente a Jerez de la Frontera (Cádiz), cuya advocación es la
Nuestra Señora de la esperanza, inspirada en una dolorosa colección
particular del autor por expreso deseo de su propietario. Ha sido
vestida y confeccionada la ropa por Jesús Tamayo.
Tiene una medida de un metro y
veinticinco centímetros de altura, está realizada en madera de cedro,
policromada al oleo y los ojos son de cristal. El rostro muestra un
dolor contenido que transmite dulzura y belleza a la vez, lleva tres
lágrimas y la boca entreabierta deja ver sus dientes superiores y la
lengua.
Fotografias y texto: Antonio López Ramírez
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