
El mensaje que evoca la Cuaresma lo podemos resumir así: la vida humana es un proceso de maduración
hacia la consecución de la Promesa, gracia que se nos concederá con la venida
del Reino de Dios en la fiesta definitiva.
El símbolo fundamental de la Cuaresma es la “cuarentena”. En la Biblia el número
cuatro seguido de ceros indica la condición terrestre del hombre pecador,
penitente, acechado por mil trabajos. El diluvio duró cuarenta días;
cuatrocientos fueron los años que estuvieron los hijos de Jacob en Egipto;
Moisés y Elías llegaron al encuentro con Dios después de una purificación de
cuarenta días y cuarenta noches en la montaña; el pueblo liberado de la
esclavitud alcanzó la promesa tras un largo éxodo por el desierto que duró
cuarenta años. Jesús mismo sufrió una apretada cuaresma. Así es la vida, una
cuaresma.
Fuente y Fotografía: http://scalacoeliop.blogspot.com.es/
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